Algunas verdades acerca de ser extranjero

Algunas verdades acerca de ser extranjero

Algunas verdades acerca de ser extranjero

La palabra extranjero se utiliza como adjetivo o sustantivo que denota una persona o cosa proveniente de un país distinto al de la persona que habla. La Real Academia de la Lengua Española lo define exactamente como “Dicho de un país que no es el propio”.

¿Sabes cuál es tu país PROPIO?

No importa si has vivido en el mismo sitio durante toda tu vida o desde hace poco tiempo, hay muchas maneras de sentirse extranjero. En algunos casos el comportamiento de las personas locales raya en el racismo, como cuando no aceptan cuando les dices que eres de allí mismo. Eso hace que te preguntes si es por tu aspecto físico o por algún comportamiento en particular. ¿Será que no naciste en tu país propio?

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Gracias a la genética, heredamos características de nuestros antepasados, aunque no los hayamos conocido. Hoy en día sabemos que heredamos genes activados por sus experiencias de vida. ¿Tuviste un antepasado proveniente de tierras extranjeras? Tal vez eso determine cuán extranjero puedas sentirte incluso en el país en el que naciste.

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Cuando descubres que eres extranjero

En ocasiones te das cuenta de que hay algo diferente en ti, siendo muy joven. Los hijos de personas que hablan un idioma distinto al local se dan cuenta de este detalle al escuchar a los otros niños en el colegio expresarse con otras palabras. Hay muchos niveles de mayor o menor integración a la sociedad por parte de las personas que vienen del extranjero y esto afecta a sus hijos.

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Pero ¿qué pasa cuando sientes que realmente eres extranjero? ¿qué pasa si nunca te has sentido extranjero aun siéndolo? ¿qué pasa si esto no es un tema para ti aunque no vives donde naciste?

Las tres opciones son válidas cuando vives en un país distinto al que te vio nacer.

El caso Venezuela

Venezuela ha estado en el tapete noticioso debido a un éxodo masivo hacia países vecinos por las precarias condiciones de vida para la gran mayoría. La inseguridad y la inflación sin precedentes son dos de las razones por las cuales muchas personas han salido por aire, por tierra y por mar. Este éxodo ha estado precedido por protestas desde el 2014, en las que hubo muertes de civiles desarmados, muchos de ellos jóvenes menores de 20 años, estudiantes universitarios.

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Personas de todo el mundo han mostrado interés y solidaridad con los venezolanos en estos momentos difíciles. Si eres nacido en Venezuela y has vivido en el extranjero durante muchos años, puede que te preguntes ¿Por qué me duele tanto si han pasado tantos años desde que salí de mi país? O tal vez no quieres saber detalles. Simplemente sigues con tu vida en tu país adoptivo.

El análisis de una psicoanalista

Mariela Michelena, una psicoanalista venezolana que vive en Madrid desde hace más de 30 años, compartió un mensaje en febrero del 2014 en su canal de YouTube, para todos los venezolanos viviendo en el extranjero, a propósito de los primeros asesinatos de manifestantes pidiendo mejores condiciones de vida para el país.

En este video, Michelena describe el alejarse de la madre patria y de la lengua materna como una herida que no se sana nunca. Afirma que aprendemos a convivir con esta herida en el país que nos acoge, como si no existiera. La herida se abre y sangra cuando en el país de origen suceden cosas dolorosas, como las que sucedieron en Febrero del 2014 o durante varios meses del 2017.

Mariela afirma que en esos momentos nadie puede darle la espalda a esta herida, a este dolor de ser venezolano y no estar allí. El horario diferente, la rutina que no incluya algún gesto de solidaridad suponen un sentimiento que no puede ignorarse.

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Margariteña

Por último, ella plantea que hay varias maneras de atravesar este drama de vivir lejos del país en situaciones dolorosas.

  • Algunas personas participan desde lejos, de manera virtual, sin apartarse de las redes sociales y envían mensajes contínuamente. Para ellos pide paciencia por parte de sus familiares, parejas, compañeros de trabajo y amigos.
  • Otros se sienten culpables de no participar (la culpa del sobreviviente) y no se sienten autorizados a opinar. Se quedan aislados en su rincón solitario, llenos de remordimientos por estar bien en la lejanía.
  • Hay quienes cierran tras de sí la puerta y abrazan radicalmente el país de acogida. Esta también es una manera válida de soportar el dolor de esta herida.

Todo está permitido porque tu país sangra y tú con él.


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