Errores al conducir que acortan la vida de tu coche

Errores al conducir que acortan la vida de tu coche

Estás inspirado cuando ajustas el asiento del piloto, revisas el espejo retrovisor o miras el tablero para ver si te queda gasolina porque la verdad es que sueles subir a tu vehículo, lo enciendes y avanzas sin revisar los detalles importantes que todo buen conductor debe hacer. Tampoco te has dado cuenta de algunos errores que cometes al conducir que, a largo plazo, y con toda seguridad, dañarán tu automóvil.

En efecto, tu forma de conducir puede tener un impacto significativo en la longevidad del coche y sus componentes, debido a una serie de hábitos que poco a poco van desgastando su vida útil.

Por ejemplo, sabías que apoyar la mano en la palanca de cambios no es conveniente. Presionarla sin motivo añade peso a los sincronizadores de la transmisión, y provoca un innecesario desgaste interno. La mejor manera de conducir es mantener las dos manos en el volante y sólo emplear una para cambiar de marcha en el momento preciso.

Tampoco es recomendable acelerar el motor sin que haya conseguido la temperatura ideal.  Cuando el motor está frío, gran parte del aceite se encuentra depositado en el cárter. Por eso, cuando arrancas el motor necesita de algunos segundos para que el aceite llegue al circuito y para que alcance la temperatura ideal. De esa manera se consigue una mejor lubricación. Pero si aceleras en exceso con el motor frío provocarás un mayor desgaste interno en el motor.

Cuando pasas de largo en la cauchera y no te detienes a chequear el aire de las llantas, estás cometiendo un gran error porque puedes causar un desgaste irregular,  acelerar el deterioro y esto te generará un  gasto  que no tenías previsto. Debes, entonces,  verificar el aire de tus neumáticos cada vez que cargues gasolina. Es una tarea que se realiza en cinco minutos y te puede ahorrar mucho dinero.

Evita mantener el pedal del embrague presionado cuando el coche está parado porque esta mala costumbre provoca un mayor desgaste del embrague y de todos los componentes asociados a él. Aunque no se mantenga presionado el pedal a fondo, siempre se producen fricciones internas, que afectan al disco y a todas las piezas que actúan sobre él.

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¿Tienes la manía de no frenar cuando te topas con reductores de velocidad en el asfalto? Pues ese “vicio” puede provocar las mismas averías que estacionar el coche con las ruedas subidas a la acera, pero sus efectos son mayores. En el caso de un bache, puede reventar un neumático o arruinar una llanta, por ejemplo. Las pasadas rápidas por encima de los topes pueden provocar problemas en los puntos de anclaje de la suspensión.

Si abusas de los frenos en descensos prolongados y pronunciados puedes acortar la vida útil de los discos y pastillas, provocar deformaciones en los discos, que se creen vibraciones en el volante al frenar y deteriorar el líquido de frenos.

Procura echar gasolina con frecuencia y no dejes que el tanque se vacíe para garantizar la lubricación y el enfriamiento de la bomba de combustible. Cuando dejas que el nivel llegue a la reserva, el funcionamiento y la protección de la bomba pueden resultar comprometidos.

No excedas el peso permitido en tu coche. Cada kilo de peso extra afecta a la economía de combustible y a la conducción, además genera un estrés adicional sobre la suspensión, los frenos y los componentes del tren delantero.

Mantén tu coche limpio y en buenas condiciones porque de esa manera proteges el color y el acabado. La contaminación, el polvo, la arena de playa o el sol aportan una acción extremadamente corrosiva. El mismo esfuerzo hazlo en la parte interna. Elimina restos de comida, bebida u otras sustancias que pueden estropear la tapicería y las alfombrillas.

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