Riqueza aurífera de #Venezuela

Riqueza aurífera de #Venezuela

Riqueza aurífera de #Venezuela

El oro, ese valioso mineral, ha sido hoy y siempre, una obsesión para el hombre. Con el descubrimiento de América también se descubrió que en el nuevo mundo había una gran riqueza de oro, lo cual desató la codicia de los conquistadores. Primero saquearon los templos y palacios de los Imperios Azteca e Inca, llevándose todo su oro para España, luego, al no encontrar otros lugares para el saqueo, se comenzaron a divulgar versiones basadas en relatos de los indígenas, de que existían lugares llenos de este metal, ciudades hechas de oro, y así infinidad de manifestaciones que fueron creando lo que se conoció como “Mito o Leyenda de El Dorado”.

La búsqueda de estos sitios llenos de oro ocupó no solo a los españoles, sino que vinieron portugueses, ingleses, franceses, alemanes y otros a organizar expediciones hacia regiones de las actuales Colombia y Venezuela, que era donde ubicaban, principalmente, esa riqueza aurífera. Estas expediciones en busca de El Dorado, solamente dejaron la ruina y la muerte de gran número de estos aventureros ambiciosos.

Por supuesto que en esta parte de América hay grandes cantidades de oro, ya que los aborígenes tenían muchos objetos y adornos hechos con este precioso metal. En Venezuela, desde hace mucho tiempo se ha explotado este mineral, especialmente en la región de la Guayana Venezolana. En la actualidad, hay una intensa explotación de este oro, pero de una manera desordenada y sin considerar normas de protección ambiental, en un área donde delimitaron lo que han denominado “Arco Minero”. Esta explotación, al igual que durante la época de la conquista, por la ambición y la codicia está dejando muerte y desolación, y se está destruyendo el equilibrio de la región, lo cual pudiera tener graves consecuencias sobre la reserva hidrológica más importante del país ya que allí se alberga la Cuenca Hidrográfica del Río Orinoco.

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El oro que se extrae de las entrañas de la tierra venezolana, y que luego se extrae del país, enviándolo según informan las noticias hacia países como Turquía, Irán y Rusia, aparentemente no tiene ningún beneficio para las arcas nacionales, ya que sale sin ningún tipo de registro o de control. Entonces, lo que debería ser una fuente de ingresos para Venezuela, se convierte en un instrumento más de corrupción y de destrucción.

En la Venezuela por venir, a pesar de que existe esa riqueza aurífera, se tiene que decidir si eso vale más que el riesgo de perder los recursos acuíferos regionales, que son fuente de agua tan necesaria para las industrias básicas del hierro y del aluminio ubicadas allí y para las poblaciones vecinas, y hasta ahora, son el motor para la mayor generación de energía hidroeléctrica del país que alcanza a cubrir un 70% de los requerimientos nacionales. Por supuesto, este oro es un recurso de todos los venezolanos, y como tal, además de explotarse racionalmente, su venta tiene que pasar a engrosar las finanzas de un país cuyas reservas se encuentran en una mínima expresión.

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