La Tizona, espada de El Cid Campeador

La Tizona, espada de El Cid Campeador

La Tizona, espada de El Cid Campeador

Los grandes guerreros de la Edad Media se distinguieron por poseer un caballo y una espada muy especiales. A Rodrigo Díaz de Vivar (1043-1099), El Cid Campeador, se le atribuye haber utilizado dos espadas especiales que fueron La Tizona y La Colada, ambas ganadas en combates.

En el Cantar del Mio Cid, o poema del Mio Cid como también se le conoce, poema épico anónimo escrito por los años de 1200 y es el mayor de los cantares españoles, que narra las grandes y heroicas hazañas inspiradas en los últimos años de la vida del caballero castellano Rodrigo Díaz de Vivar, que por su valentía y destreza en las batallas fue apodado Campeador, se relata que las espadas La Tizona y La Colada atemorizan a los oponentes indignos cuando están en manos de un valeroso guerrero. Según estos cantares, La Tizón, que fue el nombre de esta espada hasta el siglo XIV, fue ganada por El Cid en Valencia al Rey Búcar de Marruecos. Por su parte, La Colada, la ganó El Cid en combate contra el Conde de Barcelona.

Estas espadas pasaron por varias manos, especialmente La Tizona, que hoy en día se encuentra en el Museo de Burgos, España, desde el año 2007. Cuando las hijas de El Cid, Elvira y Sol, se casan en Valencia con los Infantes de Carrión, El Cid regala La Tizona y La Colada a sus yernos. Al regresar a Castilla después de las bodas, los infantes desnudaron y dieron latigazos a sus esposas y las abandonaron en lo que se conoce como la Afrenta de Corpes. Afortunadamente, fueron rescatadas por su primo Félez Muñoz y el Campeador exigió la devolución de todos sus regalos, después de lo cual, entregó La Tizona a Martín Antolinez quien era uno de sus caballeros. En el año 1470, Fernando II de Aragón entregó una espada con la inscripción Tizona a Pedro de Peralta, Conde de Santiestéban de Lerín, la espada estuvo por muchos años en el Castillo de Marcilla, luego en el Museo del Ejército en Madrid hasta que desde el 2007 se encuentra en el Museo de Burgos.

La autenticidad de La Tizona que está en Burgos ha sido comprobada. Tiene una longitud de 93,5 centímetros y pesa 1,15 kilogramos. La hoja es ancha, típica del siglo XII, y la cuchilla tiene inscripciones grabadas que dicen: “Yo soy La Tizona hecha en el año 1040. Ave maría, llena de gracia, el Señor esté conmigo”.

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El poder de La Tizona era tal, que en un duelo Pero Vermúez (Pedro Bermúdez) se va a enfrentar a Ferrán González y al desenvainar La Tizona (donada por El Cid) Ferrán González grita y se rinde:

“Él soltó la lanza y tomó la espada en la mano,

cuando Ferrán González vio eso, reconoció a Tizona

y, antes del golpe esperado, dijo: ¡Estoy derrotado!"

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