¿Sabes cómo Mussolini destruyó la democracia italiana?

¿Sabes cómo Mussolini destruyó la democracia italiana?

¿Sabes cómo Mussolini destruyó la democracia italiana?

El proceso de desmantelamiento de la democracia italiana por parte del fascismo podría ser un ejemplo excepcional para explicar algunos hechos que ocurren en el mundo de hoy, en parte del hemisferio occidental.

Mussolini

El Partido Nacional Fascista convirtió a Italia en un Estado Totalitario y unánime en el que fue fundamental la relación Estado y Partido representado por la figura nacional de Mussolini. Los poderes ejecutivo, legislativo y judicial quedaron unidos e incorporados plenamente al Duce sin posible separación de estos, obteniendo además el poder ejecutivo la facultad de publicar normas jurídicas.

Como todo proceso, la aniquilación de la democracia italiana se produjo combinando diferentes factores en los que fueron determinantes:

  1. la partidización del Estado a través de sindicatos “corporativos”,
  2. la modificación de las leyes y
  3. el uso de grupos paramilitares para asesinar a sus enemigos políticos.
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El Parlamento le concedió a Mussolini plenos poderes en el ámbito económico y administrativo hasta el 31 de diciembre de 1923, con el fin de “restablecer el orden”, pudiendo gobernar por decreto sin la aprobación previa de los parlamentarios.

El 9 de junio de 1924 Mussolini presentó en la Cámara la Ley Acerbo, estableciendo nuevas reglas para la elección al parlamento.

Mediante dicho ordenamiento se dispuso que si un partido ganaba votos electorales por encima del 25 % de sufragios, obtenía automáticamente dos tercios de los escaños del parlamento, y solamente el restante tercio de escaños sería repartido proporcionalmente entre los demás partidos. Este mecanismo permitiría que el Partido Nacional Fascista, inclusive con pocos votos, ganara una mayoría parlamentaria absoluta, poniendo como pretexto para ello “evitar el desgobierno” causado por la “dispersión de escaños entre muchos partidos pequeños”.

Para el año 1925 la democracia estaba en coma. Las últimas bocanadas del aire de la libertad fueron sofocadas a través de la promulgación de las Leyes Factísimas, cuerpo legal con el que se disolvieron y prohibieron las publicaciones en contra del fascismo, las huelgas, los partidos políticos y asociaciones antifascistas que se considerasen “peligrosas para el país”. La ley incluía además el confinamiento policial para todo aquel que hubiese manifestado actos subversivos contra el orden social.

También se promulgó la Ley para la Defensa del Estado con la que castigó con la pena de muerte a todo aquel que atentase contra la vida del Rey o del Jefe del Estado. Para juzgar los delitos contra la ley se instituyó el Tribunal Especial para la Defensa del Estado, el cual tenía el poder de desterrar fuera del país a toda persona “políticamente peligrosa”.

¿Cómo Mussolini terminó de fusionar el Partido con el Estado? En 1939, el Partido Nacional Fascista incorporó a todos los sectores en corporaciones con el fin de tener un “mejor control laboral”, es decir, agrupó en secciones a empresarios y obreros supervisados por el Estado a través del Consejo Nacional de las Corporaciones.

A partir de ese Consejo Nacional de las Corporaciones se conformó la Cámara de los Fascios y de las Corporaciones, la cual tuvo su sede en el Palacio Montecitorio de Roma. Básicamente, fue una cámara de diputados presidida por 600 consejeros nacionales procedentes del Partido Nacional Fascista y del Consejo Nacional de las Corporaciones, el cual tenía función de órgano consultivo respecto al poder legislativo en temas de gobernación y economía.

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El estatuto totalitario fue complementado por el uso de la violencia contra el que adversara la tiranía. De hecho, representantes de los antiguos partidos políticos que habían estado con anterioridad en la Cámara, siguieron realizando mítines durante algún tiempo pero tuvieron muchas dificultades para ser escuchados por la gente, por el continuo hostigamiento a sus reuniones que efectuaban los “Camisas Negras” incontroladamente.

Además de este grupo paramilitar,  la Milicia Voluntaria para la Seguridad Nacional (MVSN) y la Organización de Vigilancia y Represión Antifascista (OVRA) se encargaron de asfixiar a la disidencia.

Toda esta locura tuvo el fin con el fusilamiento y posterior exposición del cuerpo de Benito Mussolini por parte de un pueblo que había atravesado una guerra mundial y tantos abusos en su contra.

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