Diamante: inalterable y precioso

Diamante: inalterable y precioso

Diamante: inalterable y precioso

Desde el punto de vista mineralógico, el diamante, cuyo nombre deriva del griego antiguo además que significa invencible o inalterable, es un alótropo del carbón, en el cual los átomos de carbono están arreglados en una variante de la estructura cristalina cúbica. El carbón tiene otros alótropos además del diamante que son grafito, grafeno y fullerenos, cada uno en el mismo estado sólido pero con diferente cristalización, y por lo tanto, con grandes diferencias y posibilidades de uso entre sí.

Los diamantes se pueden utilizar de muchas maneras debido a sus excelentes y particulares propiedades físicas, donde destacan su dureza, conductividad térmica y alta dispersión óptica. Su densidad varía de 3,15 a 3,53 gramos por centímetro cúbico, correspondiendo los valores más altos a los diamantes de mayor pureza.

diamante

En cuanto a su dureza, se considera que el diamante es el material natural más duro que existe, y se le ha asignado una dureza de 10 en la escala de Mohs que va de 1 a 10. Esa dureza ayuda en su uso como gema preciosa ya que solo pueden ser rayados por otros diamantes, manteniendo su pulido y adaptándose al uso diario y continuo. También esa dureza lo hace ideal para su uso industrial en instrumentos de cortar y pulir, como sierras y brocas, y el uso de lo que se llama polvo de diamante como material abrasivo. Para estos propósitos se destinan diamantes con muchas fallas y colores pobres, menos caros, que son conocidos como bort o diamantes industriales.

Los diamantes naturales se forman a partir del carbón bajo condiciones de presión y temperatura extremas, que ocurren a profundidades de 140 a 190 kilómetros en el manto terrestre, y son llevados cerca de la superficie terrestre en erupciones volcánicas por medio de un magma que se enfría en rocas ígneas llamadas kimberlitas y tamproitas. Los diamantes también se pueden sintetizar imitando las condiciones de presión y temperatura altas que ocurren en el manto terrestre. Además, existe lo que se llama simulantes de diamantes, que son materiales que se asemejan en apariencia y otras propiedades al diamante, como es el caso de la zircona cúbica y carburo de silicio. Se ha tenido que desarrollar técnicas gemológicas específicas para poder distinguir si un diamante es natural, sintético o es solo un simulante de diamante.

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Los diamantes se comenzaron a explotar en la India, donde se ha comprobado que ya los utilizaban hace más de 3.000 años y desde un principio fueron colocados en íconos religiosos y atesorados como gemas en la Antigua India. Su popularidad ha crecido mucho desde el siglo XIX, en buena parte debido al mejoramiento de la economía mundial y a las campañas publicitarias. Hoy en día su uso más amplio es como gemas, como piedra preciosa y su calor se describe en base a las cuatro “C”: carat (peso), cut (corte o tallado), color (color) y clarity (pureza).

Mundialmente, los yacimientos de diamantes más importantes están en el continente africano en Namibia, Sudáfrica, RD del Congo, Sierra Leona y Ghana; en América en Brasil, Colombia, Perú y Venezuela; en Australia y en India.


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