La vida secreta del suelo

La vida secreta del suelo

La vida secreta del suelo

Aunque para muchas personas no lo parezca, el suelo tiene vida. El concepto de "suelo" depende del interés de cada persona. Para la mayoría no especializada en la materia, "suelo" es simplemente lo que pisa cuando camina, la capa externa de la tierra sobre la cual se moviliza. A un ingeniero civil le interesa el "suelo" como base para levantar sus edificaciones, o trazar sus carreteras, o construir un pozo séptico. Para el ingeniero agrónomo o el agricultor, el "suelo" es un recurso natural que tiene vida y debe alimentarlo para que produzca y se conserve.

suelo

Pensando en su relación con el crecimiento de las plantas, el suelo es un cuerpo natural y por lo tanto con una gran variabilidad espacial, que tiene una fase sólida, una fase líquida y una fase gaseosa, y que está habitado por macro y microorganismos que le dan vida.

Muchas especies de animales viven en él, algunos construyen cuevas o laberintos para acomodarse y pasar la vida o para movilizarse. Es la macrofauna que podemos ver a simple vista, como es el caso de algunos roedores, hormigas, lombrices y una variada gama de otros insectos, arácnidos, nematodos, etc. Pero también viven en él millones de bacterias y hongos, la microfauna del suelo. Muchos de estos microorganismos son beneficiosos para el crecimiento de las plantas, y otros, representan un serio peligro para la supervivencia de las especies vegetales al causar severas enfermedades, algunas veces difíciles de controlar y otras veces mortales.

Anuncio

 

Por supuesto, también forman parte de ese mundo vivo del suelo las raíces de las plantas, las cuales crecen, se extienden hacia todas partes en busca de nutrientes, que junto con el agua, les permitan nutrirse para proporcionar alimentos y otros bienes a la humanidad. 

Espero que esto haya revelado un poco del secreto de la vida en este maravilloso ambiente para el crecimiento vegetal. ¿Ha cambiado tu perspectiva acerca de la superficie sobre la cual caminas?


Artículo anterior

Gutenberg y la Imprenta

Siguiente artículo

Rubí, piedra preciosa
×
search icon