Desarrolla la paciencia y baja la velocidad
En la vida agitada que llevas, en la que una hora es muy poco tiempo para completar todas las actividades que tienes agendadas, y muchas cosas las puedes resolver en un solo clic, desarrollar la paciencia es una muy buena alternativa que te ayudará a no perder el control en situaciones extremas.
La paciencia es una virtud que puede ser cultivada y nutrida con el tiempo y luego te darás cuenta de cómo la relajación y la paz mental impactan positivamente en tu calidad de vida. La paciencia también es una actitud que te enseña a estar en paz contigo mismo y con los demás.
Haz la prueba
Cuando dejas de lado la prisa y las exigencias de tu siempre ocupado estilo de vida, tu mundo se torna más amable y lleno de posibilidades. Es importante, entonces, que entiendas que hay un tiempo y un lugar para cada cosa y que en la medida en que logras asimilarlo, podrás organizar de una mejor manera tu tiempo y agenda.
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Cuando decides conscientemente ser paciente eres capaz de afrontar el tiempo de espera de cada proceso y las dificultades de una forma más constructiva y positiva. Reconoces que ese tiempo forma parte de un aprendizaje y una oportunidad para tomar las cosas con calma.
La vida no es una carrera contra el tiempo
No es saludable asumir la vida cotidiana como si fuese una carrera contra el tiempo porque ese estilo implica varios riesgos:
- ansiedad,
- mal humor,
- intolerancia,
- dispersión,
- nerviosismo
- y la pérdida de la serenidad.
Tienes que aprender a desacelerar tu forma de actuar y a recuperar el ritmo acompasado que lleva la vida.
La paciencia te ayuda a prevenir la ira y la frustración, que son dos emociones muy negativas que atentan contra tu bienestar. Si eres paciente serás capaz de aprender a aceptar todo aquello que se presenta de forma inesperada y a esperar tu turno en cada situación cotidiana que vivas.
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La paciencia es un mediador entre tu mundo interior, pensamientos, sentimientos y sensaciones, y el mundo exterior. La paciencia te permite conciliar ambos mundos, y alcanzar tus propósitos personales con menos desgaste
Aprende a calmarte
Por eso es tan importante entender que a pesar de las tensiones y dificultades de la vida diaria, debes aprender a controlar tu agresividad, aprender a calmarte y actuar con responsabilidad en lugar de reaccionar.
Averigua qué es lo que te hace ser impaciente. Descubre por qué tienes tanta prisa.
Si te estás exigiendo demasiado, deberías reconsiderar tu lista de cosas por hacer antes de intentar cambiar tu reacción natural ante las situaciones abrumadoras.
Trata de organizar tus tareas de manera en que hagas solo una sola cosa, sin dejar espacios libres en los que te sientas ansioso por hacer algo.
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Si puedes, delega responsabilidades a otras personas. Esto puede ser una prueba para tu paciencia, pero tienes que aprender a compartir la carga.
Lleva un diario. Durante 1 o 2 semanas, cuando tengas el sentimiento apresurado y la sensación de la impaciencia, escribe lo que sea que esté relacionado con ese sentimiento. Asegúrate de tomar notas constantes y consecutivas cada vez que te sientas así.
Notarás que estás más consciente (y consecuentemente más preparado para) el sentimiento de la impaciencia. También podrás observar la sensación de la impaciencia objetivamente así como los eventos que la provocaron.
Tal vez llegues a la conclusión de que las circunstancias que acompañaron al sentimiento no te ocasionan angustia – el sentimiento en sí es lo que la ocasiona. En estos casos, podrás controlar mejor la impaciencia cuando te invada.
