Las Pirámides Maya: un destino obligado
Cuando se trata historia antigua y se habla de pirámides, muchas personas se transportan a las Pirámides de Egipto que son las más conocidas mundialmente. Sin embargo, en la América Precolombina existieron civilizaciones como la Maya que habitaban desde la Península de Yucatán en el sur de México, hasta los actuales Honduras y El Salvador en América Central, que construyeron pirámides consideradas como grandes logros arquitectónicos del mundo antiguo. Su diseño y construcción revelan el gran esfuerzo humano requerido y la historia de una sociedad altamente organizada, con grandes logros en el lenguaje, la astronomía y las matemáticas, contrastando con los sacrificios humanos y ritos sangrientos que han quedado plasmados en las paredes de estas construcciones, como demostración de una brutal jerarquía y una malsana opresión.
Los Maya sobrevivieron hasta que la conquista española trató de eliminarlos a partir del siglo XVI. Las Pirámides Maya se diferencian de las egipcias, principalmente porque para los Maya éstas tenían como función soportar un templo para rendir culto a las divinidades. Para ellos, la pirámide era como un gigantesco zócalo o pedestal sobre el cual se construía un templo. Eso permitía la unión entre la tierra y el cielo, es como una escalera por la cual los sacerdotes ascienden a lo más alto y se logran comunicar con los dioses del cosmos. Pero en las bases de las pirámides, al igual que en las egipcias, a menudo se encuentran tumbas donde descansan los restos del soberano divinizado. Por esto, las Pirámides Maya tienen un doble significado, ser recinto religioso y funerario a la vez.
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México es un país con un turismo muy desarrollado e importante para su economía, y las Pirámides Maya despiertan mucho interés en los visitantes por su especial arquitectura, su historia, y con una belleza aumentada por el entorno natural en que se encuentran, rodeadas por flora y fauna selváticas, que las convierten en un destino de aventura.
Pirámide del Sol
