Volver al futuro: Retornados huelen la polarización

Volver al futuro: Retornados huelen la polarización

Volver al futuro: Retornados huelen la polarización

Un grito interrumpe el himno español que salía de los altavoces de uno de los chicos que se arropaba con la bandera rojigualda dentro de uno de los vagones de la línea 2 del Metro de Madrid, justo cuando atravesaba el trayecto entre las estaciones de Ópera y Sol.

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“¡No me toques con tu bandera de mierda!”, reprochó una joven, luciendo uno de esos pantalones de algodón y rayas de colores que se pueden encontrar en el mercado de El Rastro, domingo a domingo.

La manifestación en contra del referendo independentista catalán estaba moviendo hasta los cimientos del centro de la Villa y Corte. Los vagones del Metro, en las estaciones cercanas a la Plaza de Cibeles, no dieron más de sí. En su mayoría, jóvenes, madres, padres, familias enteras, en su mayoría rubios, se apiñaban dentro de los trenes, mientras que algunos exaltados cantaban la letra falangista sobre las notas de la Marcha Real.

“¡Sinvergüenza! ¡“Vende patria”! “¡Ignorante!” se escuchó decir a los compañeros del chaval de la bandera al despedir del vagón a la chica que se les oponía.

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La joven, de no más de 19 años, se escabulló entre los pasajeros que esperaban que las puertas del tren se abrieran, en el andén de la estación de Sol.

El desencuentro entre la típica “perro flauta” (personas de tendencia de izquierda radical que suelen vestir prendas no convencionales) con los llamados “fachas” (personas de tendencia de derecha que suelen vestir formalmente) puede ser la punta del iceberg del témpano de la polarización, la desunión y el resquebrajamiento de una sociedad con un historial bélico que no es moco de pavo.

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Una persona rozando la jubilación, muy activa y con mucha experiencia en la gestión de instalaciones hoteleras, teme que con la reciente polarización que se está evidenciando en las calles, los medios y demás centros de debate de ideas, se esté desempolvando los malos recuerdos de una guerra en la que solo perdió un pueblo, sumido en la miseria, el frío y la hambruna. Con la mano en el corzaón ha reflexionado en su sitio de trabajo: 

Un grupito ha manipulado una causa para intentar tapar todo lo que han robado durante años. Lo peor es que nos están haciendo daño. No puede ser que un montón de locos vayan a la concentración de la selección para insultar a Piqué

Quizás por ser un retornado que volvió a España sin haber estado nunca en ella, no entiendo demasiado de declaraciones unilaterales de independencia o sobre la actuación policial de los cuerpos de seguridad del Estado en una región determinada. Lo que sí tengo claro, casi más que el mismo diccionario, es de lo mal que huele la palabra polarización.

En esa guerra dialéctica, así como en las convencionales, la primera baja es la verdad. Si el Estado español y las autoridades catalanas no son capaces de medir la temperatura del tiempo de hoy, y bajar un poco las aguas, estamos en claro riesgo de volver a ese pasado que dejamos atrás, en el que hermanos divididos por colores terminaron acabando con la mismísima ciudadanía, tal y como la conocemos.

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