La soledad es una mala compañía

La soledad es una mala compañía

Hay fines de semana en los que prefieres no ver a nadie y optas por quedarte en casa con un libro y tus mascotas. Esa es una decisión voluntaria y sana. El peligro comienza a acechar cuando sientes que estar aislado es la situación ideal y te conviertes en un huraño que no quiere relacionarse con nadie. O cuando estás solo porque no tienes familia ni con quién relacionarte, o, incluso, cuando estás rodeado de gente y en realidad te sientes el único ser sobre el planeta.  

“Relacionarse con otras personas socialmente se considera una necesidad humana básica, crucial para el bienestar y la supervivencia”, explicó Julianne Holt Lunstad, autora de un estudio sobre la soledad  y profesora de la Brigham Young University. Advirtió que no es casual que bebés que carecen de contacto humano fallezcan o que el aislamiento sea usado como forma de castigo.

Tras analizar más de 200 estudios científicos sobre el tema, investigadores encontraron que la soledad y el aislamiento aumentan el riesgo de muerte en 50%, mientras que la obesidad incrementa la probabilidad en 30%.

El análisis fue presentado en una ponencia durante la Convención de la Sociedad Estadounidense de Psicología, y  advierte que estos males representan una grave amenaza para la salud pública.

En el mismo congreso fueron referidas otras 70 investigaciones que agrupan a más de tres millones de personas en Norteamérica, Europa, Asia y Australia con las que se intentan determinar si el aislamiento, la soledad o el vivir sin compañía tienen igual incidencia sobre la mortalidad.

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Los expertos aclararon que estar aislado no es lo mismo que sentirse solo pues implica la carencia de cualquier relación social, mientras que la soledad es más una sensación que puede ocurrir incluso cuando estamos rodeados de gente. Pero según los investigadores ambos factores tienen un impacto similar sobre la mortalidad prematura, al igual que el vivir por cuenta propia.

Aseguran los especialistas que en el mundo ya se enfrenta una epidemia de soledad que se agudiza con el incremento de las personas de la tercera edad que viven en albergues abandonados por su familia.

El censo más reciente realizado en 2016 reveló que un cuarto de los habitantes de Estados Unidos viven solos y que más de la mitad están solteros. La tasa de matrimonios y de hijos ha ido disminuyendo. “Estas tendencias sugieren que los estadounidenses tienen menos conexiones sociales”, puntualizó Holt Lunstad.

En su criterio, hay que atender este problema de salud pública destinando recursos y fomentando iniciativas como fortalecer las habilidades sociales de los niños en las escuelas e incluyendo este factor social en las revisiones médicas.

El neurocientífico argentino, Facundo Manes, va un poco más allá y advierte que la soledad crónica es más peligrosa que el alcoholismo o la obesidad y puede matar a la persona.

Sentirse solo es un mecanismo biológico como tener hambre o sed, reveló el experto, sin embargo, la diferencia está en que una persona puede comer o beber y se acaban sus problemas, pero no puede salir a la calle y gritar que quiere tener amigos.

Manes afirma que "los actos de cooperación humana activan áreas del cerebro asociadas a la recompensa y el placer. Cuando la misma tarea de cooperación se lleva a cabo con una computadora o un objeto inanimado, y no con otro ser humano, estas áreas dejan de activarse".

Es decir que no funciona que siempre intentes hacer amigos cuando juegas en red, que es necesario el contacto físico, los abrazos y las conversaciones para estar bien.  La vida social es uno de los puntos clave para llevar una vida mejor. Así que ponlo en práctica.

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